La triple crisis planetaria

La triple crisis planetaria se refiere a los tres principales problemas interrelacionados a los que se enfrenta la humanidad actualmente: el cambio climático, la contaminación y la pérdida de biodiversidad. Cada uno de estos problemas tiene sus propias causas y efectos, y cada uno de ellos debe resolverse si queremos tener un futuro viable en este planeta.

Pérdida de la biodiversidad

Se entiende por biodiversidad la amplia variedad de plantas, animales y microorganismos existentes, pero también incluye las diferencias genéticas dentro de cada especie -por ejemplo, entre las variedades de cultivos y las razas de ganado-, así como la variedad de ecosistemas (lagos, bosques, desiertos, campos agrarios,…) que albergan múltiples interacciones entre sus miembros (humanos, plantas, animales) y su entorno (agua, aire, suelo…)

Los recursos biológicos son los pilares que sustentan las civilizaciones. Los peces proporcionan el 20% de las proteínas animales a unos 3.000 millones de personas. Más del 80% de la dieta humana está basada en plantas y, aproximadamente, el 80% de las personas que viven en las zonas rurales de países en desarrollo dependen de medicamentos tradicionales obtenidos de la vegetación de su entorno.

La pérdida de biodiversidad se refiere a la disminución o desaparición de la diversidad biológica, que incluye animales, plantas y ecosistemas.

Las razones de la pérdida de biodiversidad incluyen desde la sobrepesca hasta la pérdida de hábitats (por ejemplo, la deforestación para dar paso a la infraestructura o tierras productivas) o la desertificación generada o exacerbada por el cambio climático.

La biodiversidad es la base de todo lo que hay en el planeta, ya que al final todos estamos interconectados. La pérdida de biodiversidad repercute en el suministro de alimentos y en el acceso al agua potable: sin ella no tenemos futuro en nuestro planeta.

“La humanidad está librando una guerra contra la naturaleza. Esto es insensato y suicida”, dijo el Secretario General António Guterres en el prólogo del informe Hacer las paces con la naturaleza, del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, publicado el año pasado. “Las consecuencias de nuestra imprudencia ya son evidentes en el sufrimiento humano, las enormes pérdidas económicas y la acelerada erosión de la vida en la Tierra”.

Los bosques, amenazados por la deforestación, así como otros ecosistemas, son de vital importancia para sustentar la vida en la Tierra y juegan un papel importante en la lucha contra el cambio climático.

La salud de nuestro planeta también juega un papel importante en la aparición de enfermedades transmisibles entre animales y humanos. A medida que continuamos invadiendo ecosistemas frágiles, nos ponemos en contacto cada vez mayor con la fauna silvestre, lo que permite que los patógenos de la vida silvestre se extiendan al ganado y a los humanos.

Si bien cada vez somos más conscientes de que la diversidad biológica es un bien mundial de gran valor para las generaciones presentes y futuras, el número de especies y ecosistemas disminuye a un ritmo acelerado debido a la actividad humana.

En cuanto a instrumentos internacionales cabe destacar el Convenio para la Diversidad Biológica. En 2022, la Conferencia de las Partes (COP 15) lanzó un plan estratégico que incluye medidas concretas para detener y revertir la pérdida de la naturaleza, incluida la protección del 30% del planeta y el 30% de los ecosistemas degradados para 2030. Asimismo, el plan incluye propuestas para aumentar la financiación destinada a los países en desarrollo.

¿qué podés hacer?

Plantá un árbol. Apoyá la creación de áreas protegidas.